La ley de extranjería tiene una antigüedad que se remonta a varios siglos. A lo largo de la historia, las sociedades han establecido reglas y normas para controlar y gestionar el movimiento de personas entre diferentes territorios.
Aunque no existe una fecha exacta que determine el inicio del derecho migratorio, se puede decir que las primeras formas de regulación migratoria aparecieron en la antigüedad. Civilizaciones como el Imperio Romano, la Antigua Grecia y China tenían leyes y reglamentos relacionados con la entrada y salida de extranjeros, así como con la adquisición de la ciudadanía.
En la Edad Media, con el surgimiento de los estados nacionales y los sistemas feudales, se impusieron controles más estrictos a la migración. Se instituyeron normas para proteger los intereses económicos y políticos de los gobernantes y se promovió la idea de ciudadanía como una estrecha vinculación con el territorio.
Durante los siglos que siguieron, la ley de inmigración continuó evolucionando en línea con los cambios políticos, sociales y económicos. La expansión colonial, la abolición de la esclavitud, los movimientos migratorios masivos y los conflictos internacionales han influido en la formulación y modificación de las leyes de inmigración en diversas partes del mundo.
En el siglo XX, con la creación de organismos internacionales como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la adopción de tratados internacionales de derechos humanos, se establecieron principios y normas internacionales para proteger los derechos de los migrantes y promover una migración segura y ordenada. .
Es importante enfatizar que la ley de inmigración continúa evolucionando y adaptándose a los desafíos y cambios contemporáneos. Los países revisan y modifican sus leyes de inmigración en respuesta a las necesidades y circunstancias actuales, como los flujos migratorios, la seguridad nacional, la globalización y las crisis humanitarias.