Los extranjeros en España crece tras la crisis

La población residente en España aumentó en 2017 en 216.400 personas, mayor incremento en el número de inscritos desde 2011. Este crecimiento poblacional se produjo debido a inmigración, fenómeno que se repite una vez España ha entrado en una fase más avanzada del ciclo económico. Ahora que la tasa de desempleo está cerca de su nivel estructural (al menos lo que ha sido en las últimas décadas), el país vuelve a ser un destino atractivo para muchos extranjeros. El resultado es un crecimiento demográfico que compensa un hecho preocupante: por primera vez en más de dos décadas el número de españoles se redujo.

De esta forma, la inmigración consiguió evitar una mayor pérdida de población en España y se convirtió en la principal esperanza contra el envejecimiento de los nacionales. El número de residentes en España con nacionalidad extranjera alcanza los 4,20 millones, lo que supone un aumento del 3,2% respecto al año anterior, según datos del censo de 1 de enero de 2018. Por primera vez en seis años la inmigración de extranjeros vuelve a superar a la emigración, por lo que el balance es positivo. Además, este ritmo de crecimiento de la población extranjera no se registraba desde 2010.

Con este aumento, la población extranjera vuelve a superar el 10% de la población total de España, un nivel que no se alcanzaba desde hacía dos años. Sin embargo, aún está lejos del 12% que se superó al inicio de la crisis económica, incluso antes de que la llegada de inmigrantes se revirtiera y regresara a sus países de origen. Estos datos lo confirman los flujos migratorios dependen de los ciclos económicos: un país atrae población cuando requiere mano de obra y expulsa población cuando la población ocupada supera el nivel de empleo.

La llegada de inmigrantes sirvió para compensar la pérdida de 20.174 españoles a lo largo de 2017. Es la primera vez desde que el INE elabora la nueva serie del padrón, desde 1998, en la que se reduce la población nacional. Ni siquiera en épocas de crisis en las que muchos españoles emigraron al extranjero en busca de oportunidades laborales se produjo este efecto. El envejecimiento de la población y la bajísima natalidad de las mujeres españolas harán que estos datos no sean una excepción, sino que se conviertan en tendencia. La población de ciudadanos está «condenada» a disminuir a menos que se tomen medidas rápidas y enérgicas para estimular la tasa de natalidad.

Si tienes dudas o preguntas, puedes ponerte en contacto con nosotros para comentarnos tu caso a través de nuestro correo electrónico: [email protected] O, si lo prefieres, también puedes llamarnos o escribirnos a través de WhatsApp al +34682518339. O puedes dejarnos tus datos aquí.

Los extranjeros en España crece tras la crisis

La población residente en España aumentó en 2017 en 216.400 personas, mayor incremento en el número de inscritos desde 2011. Este crecimiento poblacional se produjo debido a inmigración, fenómeno que se repite una vez España ha entrado en una fase más avanzada del ciclo económico. Ahora que la tasa de desempleo está cerca de su nivel estructural (al menos lo que ha sido en las últimas décadas), el país vuelve a ser un destino atractivo para muchos extranjeros. El resultado es un crecimiento demográfico que compensa un hecho preocupante: por primera vez en más de dos décadas el número de españoles se redujo.

De esta forma, la inmigración consiguió evitar una mayor pérdida de población en España y se convirtió en la principal esperanza contra el envejecimiento de los nacionales. El número de residentes en España con nacionalidad extranjera alcanza los 4,20 millones, lo que supone un aumento del 3,2% respecto al año anterior, según datos del censo de 1 de enero de 2018. Por primera vez en seis años la inmigración de extranjeros vuelve a superar a la emigración, por lo que el balance es positivo. Además, este ritmo de crecimiento de la población extranjera no se registraba desde 2010.

Con este aumento, la población extranjera vuelve a superar el 10% de la población total de España, un nivel que no se alcanzaba desde hacía dos años. Sin embargo, aún está lejos del 12% que se superó al inicio de la crisis económica, incluso antes de que la llegada de inmigrantes se revirtiera y regresara a sus países de origen. Estos datos lo confirman los flujos migratorios dependen de los ciclos económicos: un país atrae población cuando requiere mano de obra y expulsa población cuando la población ocupada supera el nivel de empleo.

La llegada de inmigrantes sirvió para compensar la pérdida de 20.174 españoles a lo largo de 2017. Es la primera vez desde que el INE elabora la nueva serie del padrón, desde 1998, en la que se reduce la población nacional. Ni siquiera en épocas de crisis en las que muchos españoles emigraron al extranjero en busca de oportunidades laborales se produjo este efecto. El envejecimiento de la población y la bajísima natalidad de las mujeres españolas harán que estos datos no sean una excepción, sino que se conviertan en tendencia. La población de ciudadanos está «condenada» a disminuir a menos que se tomen medidas rápidas y enérgicas para estimular la tasa de natalidad.

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