Los ingresos por cotizaciones crecen a buen ritmo. 2017 cerró con un récord neto de aportaciones, alcanzando los 108.009 millones de euros, y a juzgar por los datos incluidos en el Proyecto de ley de presupuesto para 2018lo seguirá haciendo en 2018. El proyecto de presupuesto de ingresos no financieros (129.719 millones de euros) presenta un crecimiento del 4,6%, respecto a la previsión de liquidación de 2017, y las cotizaciones sociales son la principal fuente de estos ingresos, por un importe de 114.915,75 millones de euros, con una previsión de crecimiento anual del 5,2%.
Según el texto en trámite en el Congreso de los Diputados, la evolución anual esperada de la cuotas por contingencias comunes y profesionales por el modelo de previsión es del 5,2% como consecuencia del mayor número de afiliados (3,3%), incremento de la base de cotización de los ocupados (1,6%) y del incremento de la base mínima (4%) y máxima (1,4%) .
Del conjunto de las contribuciones sociales, las de ocupado ascienden a 108.314,41 millones de euros (5,1% anual), los de la desempleados (cotizaciones pagadas por los beneficiarios de prestaciones por desempleo) ascienden a 4.581,16 millones de euros (7,7% anual), y bonos para políticas de empleo (3% anual) ascienden a 2.019,60 millones de euros (3% anual). Así, las cotizaciones pagadas directamente por los empleados volverían al nivel de 2007 (8,9% del PIB), el punto más alto desde 2000.
Con estos números, las comillas significarían el 9,5% del PIB, una décima más que el año pasado, aunque todavía en España recaudan 3 puntos menos del PIB que la media de la Eurozona (19 países). La diferencia está íntegramente en la cuota del trabajador, que en España es del 26% frente a una media de la ZE del 39,2%, alcanzando el 53,3% en Alemania o el 42,2% en Austria.