Conozca los Ingresos Mínimos Vitales que funcionan en nuestros países vecinos

Si algo tienen en común los distintos programas de renta mínima destinados a luchar contra la pobreza y alcanzar los niveles más altos de inclusión social en Europa y el mundo es su heterogeneidad y que practicamente todos los países que nos rodeanen un grado u otro, tienen esos programas. Desde Estados Unidos hasta Australia, pasando por Reino Unido, Alemania, Italia, los países nórdicos o Francia.

Las diferencias provienen de su propio diseño, donde existe una gran variedad de opciones. Son tantos, y tan variados, que hay muchas formas de clasificarlos: por criterios de organización administrativa; basado en indicadores de reducción de la pobreza y resultados de empleo; y otra más general que tiene en cuenta distintas variables como el volumen de gasto dedicado a los programas y el número de unidades beneficiarias, el nivel de responsabilidades de las distintas administraciones en su diseño y gestión, los derechos asociados a la recaudación de los prestación, el grado de condicionalidad de la prestación, etc.

Según esta última clasificación, utilizada por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiREF) en su estudio sobre los Programas de Renta Mínima en España, estos sistemas se dividen en:

  • Redes de seguridad integradas (Reino Unido)
  • Sistemas duales de asistencia social (Alemania, Francia, Bélgica…)
  • Sistemas de derecho de ciudadanía fuertemente inspirados (países nórdicos)
  • Sistemas descentralizados territoriales y discrecionales (Suiza, Austria)
  • Sistemas más recientes y más limitados (Europa del Este)
  • Sistemas de protección selectiva (Australia, Nueva Zelanda, EE. UU.)

Veamos ahora qué caracteriza a cada uno de ellos.

Todos estos programas se han desarrollado en muchos casos durante décadas y tienen vocación de permanencia. Nada tienen que ver con medidas puntuales para paliar los efectos económicos del VOCID-19 en determinados sectores de la población, como las recientemente aprobadas en Estados Unidos o Brasil.

  • Redes de protección integradas

Son sistemas que se basan en amplios programas de seguridad de ingresos y brindan a las familias de bajos ingresos una última línea de seguridad económica bien establecida. Se trata de esquemas generalmente muy centralizados que giran en torno a un alto rendimiento, que suele ofrecer altos niveles de adecuación.

Reino Unido: es el ejemplo más representativo. Recientemente ha intensificado el proceso de unificación de prestaciones, agrupando en un único programa (el denominado crédito universal) seis prestaciones a las que antes se accedía de forma independiente y que van desde prestaciones por desempleo hasta prestaciones de vivienda, ventajas fiscales y complementos para familias de bajos ingresos.

Universal Credit se ha introducido gradualmente desde 2013 (aunque las medidas que unifica datan de décadas atrás) y puede implicar algunos 1.176 euros al mes para una familia de dos adultos y dos niños (Será nuestro tipo de familia en este artículo). El importe de este complemento depende del nivel de ingresos y otras circunstancias familiares, no de la situación laboral. Es decir, se puede percibir incluso si hay empleo disponible.

  • Sistemas duales de asistencia social

Una de las más extendidas en nuestro entorno es la que contempla dos formas de acceder a la última red de protección: la primera consistiría en una prestación que cubra con carácter general el riesgo de pobreza de los hogares y una segunda compuesta por distintos tipos de ayudas que buscan para cubrir contingencias específicas.

Este es el modelo que ha estado vigente durante décadas en países como Francia, Alemania, Italia, Bélgica o los Países Bajos y, entre sus elementos comunes, destaca que todos son compatibles con el empleo siempre que no se supere un determinado nivel de ingresos.

Francia: el vecino país cuenta desde 2009 con una Renta Activa Solidaria (RSA), que sustituye a la Renta Mínima de Inserción (RMI), vigente desde 1998, y al subsidio familiar monoparental. Esta prestación beneficia a las personas de escasos recursos, aunque no estén desempleadas, y pueden solicitarla las personas mayores de 25 años con nacionalidad francesa o permiso de residencia.

El importe mínimo es de 550 euros y aumenta si tienes hijos a cargo. Para una familia de dos adultos y dos menores el importe mensual aproximado ronda los 1.046 euros. La RSA tiene como objetivo incentivar la reincorporación al trabajo, permitiendo a los beneficiarios conciliar su percepción con el salario que obtienen al iniciar, retomar o incrementar una actividad remunerada.

losArroyo: En un estado tan descentralizado como España, existe un subsidio común para todo el país que se gestiona a través de las administraciones municipales y las oficinas locales de empleo (Jobcenter), pero financiado por el gobierno federal.

Esta ayuda, aprobada en 2005, se denomina Arbeitslosengeld II, ALG II o Hartz IV y tiene como objetivo asegurar el sustento de mayores de 15 años y menores de 65-67 años que cumplan ciertos requisitos, como residencia y haber trabajado en Alemania, por no disponer de recursos suficientes, haber agotado las prestaciones por desempleo (Arbeitslosengeld I) y tener capacidad para trabajar.

Aunque su traducción será algo así prestación para parados de larga duración y está dirigido a personas en edad de trabajar, no proporciona incentivos específicos diseñados para la búsqueda de empleo.

Esta medida prevé un ingreso mínimo de subsistencia (Regelbedarf) y costos de alojamiento y calefacción (Unterkunft und Heizung), así como suplementos por el número de hijos, prestaciones de seguro médico (Krankenversicherung), etc. En ciertas circunstancias uno puede ser reconocido necesidad adicional o Mehrbedarf. En la actualidad, el importe mínimo aproximado es de unos 432 euros y para una familia de 4 miembros puede rondar los 1.238 euros.

Italia: ha sido uno de los últimos países en aprobar tal ingreso, en 2019, bajo el nombre de ingresos de ciudadanía. Se trata de un subsidio en función de los ingresos para los ciudadanos europeos que han vivido en Italia durante al menos 10 años (los dos últimos de forma ininterrumpida). La norma establece límites sobre bienes inmuebles, activos financieros e ingresos anuales.

Su importe ronda los 500 euros mensuales (6.000 euros anuales) para una persona que no tiene ingresos y los 900 para una familia de dos adultos y dos niños.

Bélgica: en este país existe desde 2002 la llamada Renta (o prestación) de integración social que tiene como objetivo ayudar a las personas sin recursos a integrarse a la sociedad y al trabajo (aunque contaba con iniciativas anteriores similares). El Estado financia este beneficio, que se paga a través de los Centros Públicos de Asistencia Social (CPAS) locales. que, a su vez, lo complementan con otras ayudas.

Esta prestación distingue tres tipos de beneficiarios: personas que viven en pareja, personas que viven solas y familias con hijos a cargo.

Algunos de los requisitos de acceso son residencia en el país, falta de recursos suficientes, disposición para trabajar, etc. En el caso de jóvenes de entre 18 y 25 años, deberán suscribir además un contrato de proyecto de integración social individualizado por el que se comprometen a colaborar en la búsqueda de recursos para poner fin a su situación de vivienda asistida.

El importe para una familia de 4 miembros puede rondar los 1.410 euros al mes.

Países Bajos: la Ley de Participación está en vigor en los Países Bajos desde 2015, reemplazando la Ley de Asistencia Laboral y Social (WWB) de 2004. Esta regla establece un nivel mínimo de ingresos para toda la población que reside legalmente en el país, como lo hizo la legislación anterior. .

Se fundamenta en el objetivo de lograr una rápida reinserción laboral del beneficiario de la prestación y se puede complementar con subsidios de vivienda y atención médica. Como en el caso belga, distingue a los beneficiarios según sean personas residentes en pareja, que viven solos o familias con hijos a cargo.

Actualmente, para una familia de 4 miembros puede rondar los 1.771 euros al mes y se calculan como un porcentaje en relación al salario mínimo.

  • Sistemas fuertemente inspirados en el derecho de ciudadanía

Los países nórdicos también son una categoría independiente dentro de los sistemas de bienestar, por la generosidad de sus prestaciones y el apoyo de la renta mínima a una amplísima red de servicios de bienestar social, junto con potentes sistemas contributivos. Debido a la amplia cobertura que brinda el conjunto de la protección social, Las prestaciones de garantía de ingresos suelen tener un papel residual en estos países.

Finlandia: El caso finlandés destaca por el reciente desarrollo de un experimento ingreso básico incondicional que comenzó a principios de 2017. El proyecto de dos años seleccionó aleatoriamente a 2.000 personas desempleadas de entre 25 y 58 años para beneficiarse de este sistema de renta básica universal con 560 euros gratis independientemente de si estaban buscando trabajo activamente o no.

El experimento se basó en la premisa de que los beneficios sociales están infrautilizados en el sistema actual porque las personas no saben a qué tienen derecho. Con ese punto de partida en mente, se pretendía probar, de manera práctica, si las personas se sienten más motivadas para aceptar un trabajo cuando el ingreso extra no reduce sus beneficios sociales.

Las conclusiones fueron que los participantes no tuvieron más éxito en su búsqueda de empleo que aquellos que no percibían este ingreso. Canadá, Singapur, Irán y Kenia han llevado a cabo proyectos similares.

Más allá de este experimento, hay uno en Finlandia asistencia de último recurso destinados a asegurar la subsistencia mínima de la persona o unidad familiar. Además, existen asignaciones mínimas específicas para personas a cargo, subsidios de vivienda para pensionistas y otros recursos similares.

El pago de la prestación corre a cargo del municipio de la zona en la que reside el beneficiario, depende de la composición familiar y cubre una renta mínima para una familia de 4 miembros por un importe aproximado de 1.257 euros al mes.

Dinamarca: dispone de un subsidio de asistencia social (kontanthjölp) y un subsidio de puesta en marcha o start-up (starthjælp), ambos de carácter estatal, disponibles cuando un adulto carece temporalmente de medios suficientes para cubrir sus necesidades o las de su familia , por circunstancias especiales (por ejemplo, enfermedad o desempleo) y se puede complementar con prestaciones de vivienda. Todas las personas que residen legalmente en Dinamarca pueden beneficiarse de ella.

El beneficio, que se gestiona a través de los municipios, tiene como unidad de medida el núcleo familiar y varía según la edad, los hijos a cargo y el período de residencia: Para obtener la asistencia social (kontanthjölp), debe haber residido en Dinamarca durante 7 de los últimos 8 años. De lo contrario, el solicitante obtendrá la asignación inicial, que es una cantidad menor.

El importe varía desde los 476 euros al mes para personas de entre 25 y 28 años que vivan en tu ciudad hasta los 2.035 euros para los menores de 30 años con hijos a cargo.

  • Sistemas territorialmente descentralizados y discrecionales

Se dan en países con un grado de descentralización muy alto, ubicados en el centro de Europa como Suiza o Austria, donde existe una importante implicación de los gobiernos territoriales en el diseño de prestaciones de esta naturaleza.

Los programas consisten principalmente en servicios gestionados por los servicios sociales locales, normalmente con un fuerte componente discrecional en el acceso y con altos niveles de condicionalidad.

Austria: Existe una renta mínima de recursos (Bedarfsorientierte Mindestsicherung) que se concede cuando los ingresos de la unidad familiar no alcanzan un determinado nivel. Para ello, tienen en cuenta los ingresos del trabajo u otras prestaciones, como la prestación por desempleo y el apoyo familiar.

Los Linder fijan las cantidades mínimas (Mindeststandards), de ahí su carácter territorial y discrecional. También hay comodidades adicionales para satisfacer las necesidades de los huéspedes, como alojamiento o calefacción. La cantidad para nuestra familia tipo es de unos 1.426 euros al mes.

  • Sistemas recientes y limitados

En la mayoría de ellos, los montos son bajos en relación con los umbrales de pobreza o necesidad, son sistemas poco diversificados en el tejido de la última red y con un alto grado de centralización en la mayoría de los casos, aunque con excepciones. Se trata de sistemas muy recientes, que todavía se están probando y que se encuentran principalmente en Europa del Este.

Republica checa: es uno de los más maduros en esta categoría y consiste en un sistema de asistencia a personas necesitadas. Su objetivo es satisfacer las necesidades básicas de subsistencia y vivienda de personas trabajadoras -o con fuerte voluntad de trabajar- cuyos ingresos son insuficientes.

Este régimen, en vigor desde 2006, prevé tres tipos de prestaciones: el subsidio de subsistencia, el complemento de vivienda y la ayuda extraordinaria inmediata. Este es un programa nacional, administrado a través de las oficinas regionales.

Su importe para una familia de dos adultos y dos niños puede llegar a los 557 euros al mes.

  • Sistemas de protección selectiva

Son aquellos en los que una parte importante de la acción protectora del Estado descansa en servicios de cuidados residuales y restrictivos. Son muy pocas las experiencias europeas -en algunos países del Este- que se pueden incluir en este grupo, que caracteriza mejor a programas de otras latitudes, como Australia o Nueva Zelanda.

En Australiala asistencia social se gestiona a través de la enlace central (prestaciones familiares, prestaciones por búsqueda de empleo, cuidadores o comunidades indígenas, etc.) y Niño Apoyo (enfocada a la puericultura y protección infantil) y puede llegar a los 715 euros para una familia de 4 miembros (2 adultos y 2 niños). En Nueva Zelandapara esta familia -que elegiremos como tipo en nuestro artículo-, la ayuda puede alcanzar los 545 euros.

En otros países no europeos, como Estados Unidosexiste una gran diferenciación territorial en la cobertura ofrecida y ofrece prestaciones menos universales que incorporan criterios restrictivos en su acceso.

Esta diferencia territorial se refleja en varias iniciativas que han comenzado a enfocarse en estudiar una renta básica, especialmente en los gobiernos locales. Ana Berenguer, Vicepresidenta de Análisis y Estudios del Equipo de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Nueva York (NYCEDC), analizó algunos de estos proyectos y los incluyó en su artículo. De Stockton a la eleganciaHace y Nueva York: otro laboratrenta básicaincluida en el estudio del Observatorio Social de La Caixa â € œFortalecimiento del bienestar social: de la renta mínima a la renta básica”.

Además, como elemento común en estos tres países de tradición anglosajona, existen deducciones fiscales reembolsables cuyo objetivo es reducir la pobreza y fomentar el empleo. Bajo este mecanismo, si el monto de la deducción es superior a la deuda tributaria, la diferencia se paga a los contribuyentes como beneficio neto.

Un ejemplo de estos programas es el Crédito Tributario por Ingreso del Trabajo (EITC) estadounidense, creada en 1975 y tradicionalmente ha contado con el apoyo tanto de demócratas como de republicanos.

La ayuda EITC corresponde a un porcentaje de los ingresos salariales de cada composición familiar, con un límite determinado. Está dirigido a grupos de ingresos medios-bajos (entre $40.000 y $50.000) con hijos menores y se traduce en un beneficio anual promedio de unos $3.100. Su costo fiscal es de aproximadamente 0,32% del PIB.

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